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Entrevistamos a una de las mejores Clarividentes

Entrevista a Antía Galiana, Clarividente y Medium desde niña. Tarotista Profesional con 25 años de experiencia.

Las mejores Clarividentes no presumen de serlo. Esa es la conclusión a la que hemos llegado tras hablar con Antía Galiana, que más que Vidente se define como Clarividente, Médium y Tarotista Profesional.

Ya la conocimos por teléfono cuando hablamos de los tarots fiables pero ha sido en Madrid cuando hemos tenido la oportunidad de conocerla mejor.

Con 25 años de experiencia, Antía Galiana es una vidente recomendada. Es considerada como una de las mejores Clarividentes de España (y actualmente como una de las mejores Clarividentes por teléfono y una de las mejores Videntes sin Gabinete).

Ha colaborado en prensa, radio y televisión, además de atender a importantes personajes de todos los ámbitos, incluyendo a Políticos. ¡Siempre con discreción y sobre todo con naturalidad y SENCILLEZ!


Antía ha acudido a la boda de Ana y Javier, que decidieron amenizar la celebración de su enlace con el servicio de tarot para eventos, (entre otros originales detalles) tal y como sugerimos en las 35 ideas originales para bodas.

Precisamente Ana tomó nota de nuestras ideas (¡Cuánto nos alegra)! y contactó con Antía, que ofrece este servicio en Mallorca y Madrid.

Su nombre real es Tania, pero decidió elegir Antía como nombre profesional. «Porque es Tania con las letras cambiadas y porque me atrae mucho».

Antía Galiana cuenta con 25 años de experiencia. Ya que, aunque es Clarividente y Médium desde niña, comenzó a leer el futuro para los demás en 1997.

Maneja varios tipos de cartas con soltura, incluidos oráculos. Como Clarividente a veces no necesita cartas, es decir, es lo que mucha gente busca como Vidente sin cartas, aunque por videncia telefónica no esté frente a la persona.

La pregunta inevitable es, ¿Cómo podemos confiar en alguien que es Clarividente y que no está frente a nosotros?

«Y a los consultantes que me llaman les gusta que haya una ‘prueba’ de que efectivamente estoy realizando mi trabajo, porque me escuchan pero no me ven, por lo que suelo utilizar el Tarot».

Pero nosotras sí estábamos frente a Antía, y tras una consulta presencial a varias de nosotras que nos dejó completamente ASOMBRADAS conseguimos charlar más distendidamente con ella.

Queremos aclarar que no sólo somos nosotras quienes calificamos a Antía Galiana como una de las mejores clarividentes o una de las mejores videntes de España.

En su web cuenta con opiniones de consultantes.

Y nosotras lo hemos comprobado, primero por teléfono (¡SIEMPRE ES ELLA QUIEN ATIENDE PERSONALMENTE LAS LLAMADAS!)

ESO SORPRENDE POSITIVAMENTE A CONSULTANTES ACOSTUMBRADOS A VER ANUNCIOS DE VIDENTES QUE PERTENECEN DESPUÉS A UN GABINETE.

Después de realizar consultas telefónicas la conocimos en persona… ¡Y comprobamos que las opiniones y los testimonios de los consultantes son ciertos, más aún en una consulta presencial!

Decidimos entrevistarla porque sentimos curiosidad y porque existen demasiados auto-llamados clarividentes que se aprovechan de las personas o que simplemente han aprendido a leer el tarot y te pueden crear falsas ilusiones o darte un buen susto.

¡Tan sólo tienes que buscar en Google y aparecerán decenas de Tarots con promesas de todo tipo!

Acertar con alguien honesto y que realmente sea clarividente es como una ruleta.

Entrevistamos a una de las mejores Videntes de España

Con tan sólo 7 años Antía sufrió una conmoción cerebral tras un accidente en el colegio Son Canals (un antiguo cenobio transformado en escuela), al caer desde una pila mientras jugaba con otras niñas.

La mala suerte (o el destino) quiso que se golpease la cabeza, por lo que estuvo cuatro días en coma en el antiguo hospital Son Dureta de Palma de Mallorca.

De su estado en coma recuerda haber visto un largo pasillo con unas puertas que, al abrirse, mostraban una luz. Cuando quiso atravesar la puerta, un ser de luz con la forma de una mujer rubia con ojos azules le dijo «No puedes pasar porque todavía no ha llegado tu momento».

Su respuesta de niña fue «¿Con lo que me ha costado llegar hasta aquí me dices que me vaya?».

En ese momento despertó del coma y ante sus preocupados padres, su primera frase terrenal fue «¡Tengo hambre»!

Ese accidente fue el que despertó su capacidad especial, como a ella le gusta denominarla. No le gusta decir la palabra «Don» porque según ella, «Un don sería hacer milagros» y porque significaría que es una especie de ser divino.

 

 

A partir de aquella experiencia comenzó a tener visiones, pero no lo decía. Y tardó años en aceptarlo.

ENTREVISTA A ANTÍA GALIANA

Sabiendo cuándo se despertó tu capacidad, la pregunta inevitable es ¿cuándo comenzaste a desarrollarla?

Desde niña no quise contar lo que veía, porque me crié en una familia muy tradicional y temía que me tomaran por loca.

Por eso pensaba que todo lo que me sucedía eran sueños, sobre todo cuando tenía 16 años y una noche me desperté a las 3 de la madrugada. Vi una luz en mi habitación que me transmitió un mensaje «Tienes que comenzar a desarrollar y trabajar tu don». Volví a dormirme y pensé que lo había soñado.

Es lógico que pienses así, que te acomodes en el «Esto ha debido ser un sueño» y en tu lado racional, cuando vives este tipo de experiencias en un entorno tradicional en el que nadie te entiende.

Hay otros clarividentes en cuyas familias esto es algo normal, porque han heredado su clarividencia de su madre o de su abuela.

Pero ese no fue mi caso y estaba confusa con lo que me sucedía. No me daba ningún miedo, pero era mi secreto.

Cuando tenía 29 años acudí acompañada de mi amiga Cati a una vidente muy buena llamada Loli Rivera. Me asusté mucho porque desde el primer momento me miró muy fijamente y me dijo «No te asustes, pero tengo que decirte una cosa. Antía, ¿tú sabes que eres médium? En el futuro te dedicarás al mundo esotérico y serás muy buena clarividente y medium».

En aquel momento me dio un ataque de risa y de miedo, pero despertó mi curiosidad, más aun teniendo en cuenta todo lo que me había sucedido en mi vida.

Poco después de aquello, me compré el Tarot de Marsella, pero no sentía que yo tuviese clarividencia. ¡No veía nada de nada! Leí la guía que acompañaba a la baraja y nada. Las cartas no tenían ningún significado para mí.

Años más tarde, una amiga me regaló un Tarot Egipcio usado. Cuando cogí las cartas, esta vez sí que sentí que esas cartas me mostraban el futuro, sin necesidad de recurrir a ningún libro o manual. Fue como si esos arcanos hablaran por si mismos.

Actualmente puedo leer cualquier baraja y por motivos obvios prefiero el Tarot Egipcio.

Pero eso sí, la clarividencia es importante ya que las cartas son un medio a través del cual transmitir lo que ves.

Ahora, muchas veces, ni siquiera necesito barajar las cartas, que no son más que un indicador.

¡Pero hablo de ahora, tras trabajar mi capacidad durante años!

Mi caso ha sido un proceso paulatino. Por eso jamás diré «Soy clarividente de nacimiento», porque no es así. He ido primero aceptando, entendiendo y después desarrollando mi capacidad.

 

¿Y cómo has desarrollado esa capacidad?

En mi caso es un proceso natural que ha ido tomando forma y ampliándose a lo largo de los años porque como te he dicho, lo he aceptado y me he ido abriendo. He leído mucho, he aprendido de otros maestros cómo desarrollar y manejar mi capacidad y he ido adquiriendo experiencia.

Pero como la experiencia no lo es todo, aún hoy continúo aprendiendo. No soy de las que consideran que ya son las mejores, casi como si fuesen seres divinos.

Nadie es experto al cien por cien, en ningún terreno. Hasta un médico con experiencia y prestigio puede cometer un error.

Todos aprendemos a lo largo de nuestra vida y presiento que todavía tiene que ampliarse mi capacidad.

Dices que las cartas no son sentencias. ¿Eso quiere decir que no crees en el destino?

Sí que creo que existe el destino, pero a un cincuenta por ciento. En realidad es complicado, porque si no creyera en el destino no me dedicaría a esto.

Pero piensa que si el destino fuese inamovible, no gozaríamos del libre albedrío y que hay diferentes caminos que elegimos.

Por eso el futuro depende en buena parte de nosotros, ya que cada día tomamos decisiones que afectan a nuestro futuro a corto y a largo plazo.

Y por eso, hay personas que me dicen que han llamado a otro tarot y que no se ha cumplido lo que les dijeron. Si yo veo lo mismo, que les dijeron, siempre les pregunto «¿Pero tú has hecho algo para que suceda?».

Hay experiencias que hay que vivir. El resultado depende de la manera en que tú elijas vivirlas. Y por supuesto también debes poner de tu parte.

Te pongo un ejemplo: A una de vosotras creo recordar que le dije que conocería a un hombre que la sorprendería positivamente, que la relación avanzaría rápido hacia un compromiso y que veía un embarazo. Todo muy seguido.

Y hoy me entero de que ella (se refiere a Sara) vive con él, que habrá boda en mayo del 2018 y que está embarazada de casi 3 meses… ¡Podíais habérmelo dicho para darme una alegría! (risas).

El caso es que si ella no se hubiera relacionado con otras personas, no habría conocido al que será su marido... Y tampoco habría concebido al bebé si no se hubiese puesto a ello, ya me entiendes (risas). Que yo sepa, el que hoy en día es su novio, no fue a su casa como un repartidor de pizzas ¿O sí? (risas).

A otra de vosotras le he dicho que recuperará el importe de un impuesto, pero si no se mueve para reclamarlo o no acude a un asesor cualificado, no lo conseguirá. No creo que en el ayuntamiento digan «Pobre chica, venga, vamos a devolverle esto».

Lo que quiero decir es que el destino está ahí, pero también hay que poner de nuestra parte.

 

También dices que todos tenemos el don de la Clarividencia

Sí. Algunas personas más que otras, sobre todo cuando somos niños, porque aún no nos han intoxicado con prejuicios o con imposiciones morales y sociales.

Todos tenemos intuiciones y estoy segura de que a la mayoría de nosotros nos ha ocurrido o hemos experimentado algo inexplicable.

Por otra parte, hay muchas personas que no se dedican al mundo esotérico y son clarividentes o médiums, pero no lo dicen porque no lo quieren aceptar, porque temen que los demás les tomen por locos, que les rechacen o porque prefieren dedicarse a otra profesión y tener una vida «normal».

Muchas personas me han confesado con cierto miedo «Antía, me ocurre esto, pero es que me vas a tomar por loc@, no me atrevo a contárselo a nadie».

Además de leer las cartas presencialmente, también tienes una línea de tarot. ¿Por qué?

Ya realizo consultas presenciales y también ofrezco un servicio de Tarot para celebraciones. Por ejemplo, para una boda, una fiesta especial, eventos o para esos originales planes que se organizan durante unos días.

Pero vivo en una capital de provincia y no hay muchas opciones de consultas presenciales. Además, como adoro mi trabajo y me gusta también conocer gente y ayudarles, me decidí a realizar consultas presenciales en 1997 y después comencé a trabajar en un gabinete en 2001.

He vivido la época de los 906, los 806 y el tarot Visa que me parece que es el más justo, ya que el consultante decide los minutos y el precio… Sin llevarse un susto al recibir la factura telefónica.

Normalmente la gente se pregunta por qué si alguien es clarividente cobra por ello. Como si ese don o capacidad, como tú prefieres denominarla tuviese que ser gratuito.

Sí y también por qué no acertamos el número de la lotería (risas).

Como ya te he dicho hay muchas personas que son clarividentes o médiums. Algunas de ellas leen el futuro a su entorno más cercano o a desconocidos sin cobrar nada.

Yo también suelo leer las cartas a personas que conozco sin cobrar… Y tengo que decir que las hay que abusan, se aprovechan de mí, pero ¿sabes qué? Tengo la conciencia tranquila y me siento bien por haberles ayudado.

Respecto a cobrar, no voy a negar que vivo de esto, porque mentiría. Y lo que no entiendo es que se estigmatice a quienes vivimos de nuestra capacidad de clarividencia, como si fuese algo de lo que avergonzarse, probablemente por todos esos casos de engaños que escuchamos.

¡Más me avergonzaría ser política y robar dinero! Bueno, es que no sería ni siquiera capaz.

Yo vivo de mi capacidad, como un escritor puede vivir de su talento para la escritura. 

Pero prefiero la calidad a la cantidad, por eso soy una Clarividente o Vidente que atiendo personalmente sola todas las llamadas siempre, sin ningún gabinete.

 

Podría tener más llamadas, claro que sí, pero prefiero la calidad a la cantidad. Quiero hacer bien mi trabajo. Y quiero que las consultas sean satisfactorias, porque los consultantes han pagado por ello y han depositado su confianza en mí.

Además, mis mayores satisfacciones son dos.

La primera es realizar bien la consulta con seriedad, honestidad y profesionalidad.

La segunda es contar con consultantes fieles, a los que conozco desde hace años. Y por supuesto a nuevos consultantes que me dicen «¡Oye Antía qué buena eres!».

Todos son bienvenidos y con casi todos ellos termino estableciendo una relación de complicidad e incluso amistad.

Y lógicamente, no todos consideran que sea la mejor. Eso es muy relativo y depende de las opiniones de las personas que consultan a un determinado Vidente.

No se puede gustar a todo el mundo. O hay personas a las que les gusta probar diferentes Tarots y escuchar otras predicciones.

Las personas que llaman a líneas de Tarot y Videncia por teléfono son infieles. Quieren contar con dos opiniones o tres o cuatro, a ver si coinciden.

Cuando hablamos contigo por teléfono nos dimos cuenta que empatizas con tus consultantes y que tienes unos valores. ¿Cuáles son esos valores?

Cuando los consultante me llaman están depositando su confianza y hasta su fe en mí. Y es mi obligación ser sincera y honesta, meterme en su piel y no jugar con sus sentimientos, porque hay personas que lo están pasando realmente mal y sería repugnante aprovecharme de su vulnerabilidad.

También me consultan temas triviales y hasta de lo más surrealistas, pero siempre mantengo el respeto y leo las cartas con la misma profesionalidad.

Y no me gusta hacer perder el tiempo a los consultantes con trucos varios para que adquieran más minutos de consulta.

Incluso a veces les digo a quienes me llaman en exceso que no lo hagan, primero porque las predicciones no se cumplen de un día para otro y, sobre todo, porque me da apuro que gasten dinero.

En estos casos los consultantes suelen ser personas que lo que necesitan realmente es que alguien les escuche. O bien, personas que se sienten muy frustradas, tristes o solas y para ellos la llamada al Tarot es su momento de alegría.

¿Y empatizar con los consultantes es bueno o es un inconveniente?

Ambas cosas. No sé cómo trabajan otros clarividentes, pero a mí me gusta esa conexión que se va creando.

Yo empatizo mucho con los problemas y con los éxitos de mis consultantes. A veces les regaño o me indigno con lo que me cuentan, si es una injusticia.

También se me ha escapado algún «¡Biennn!» cuando veo algo muy bueno.

Intento alejarme de mi trabajo pero no puedo evitar sufrir por ellos. ¡O me alegran el día cuando me llaman y me dicen que acerté y que han conseguido lo que deseaban!

¿Qué opinas sobre la cantidad de tarots que existen y que han proliferado en los últimos años? ¿Existen tantísimos videntes o demasiados farsantes que han hallado un método de ganar dinero?

No voy a juzgar a nadie pero creo que si existen tantas líneas de tarot es porque hay demanda. Si la gente no llamase, no habría tantas líneas, eso es algo obvio.

De videntes o farsantes… ¡Hay de todo! Existen verdaderos videntes, muy buenos.

En el otro extremo, también podría contarte casos en los que se aprovechan y se han aprovechado del miedo de las personas y que hasta podrían calificarse como delitos.

O simplemente casos en los que los que con diversas artimañas, el objetivo es mantener al consultante al teléfono y engancharle para hacer minutos.

Pero no voy a entrar en ese tema. Lo único que diré es que me entristece y me indigna que se juegue con el miedo, con las preocupaciones o con la desesperación de las personas.

Sabes que vamos a titular esta entrevista como «Entrevistamos a una de las mejores Videntes» y nos has dicho que nos lo permites pero que no te gusta. ¿Por qué?

Porque yo no me considero nada especial ni diferente a los demás. Y que conste que no es falsa modestia. Es que me da mucha vergüenza llamar la atención o ir de protagonista. He estado en televisión y en radio, pero no me gusta, me pongo muy nerviosa.

No me atrae la fama ni estoy dispuesta a venderme como la mejor clarividente del mundo mundial ni tampoco decir que acierto todo al cien por cien, que doy fechas exactas o tantas otras frases exageradas que vemos en anuncios de tarotistas y videntes.

Si dijera eso, mentiría, porque es completamente imposible. Sería una buena publicidad, pero una publicidad engañosa.

 

Simplemente me siento como una intermediaria o como una mensajera, ya sea leyendo las cartas o como médium.

Vosotros podéis considerarme buena y eso me enorgullece, pero que quede claro que lo consideráis vosotros y sobre todo son mis consultantes los que tienen que opinar.

Me gusta que los consultantes me emocionen diciéndome «Antía, todo lo que me dijiste se ha cumplido». Y tengo claro que el día en que eso ya no me emocione, dejaré de leer las cartas.

Me gusta que los consultantes me emocionen diciéndome «Antía, todo lo que me dijiste se ha cumplido». Y tengo claro que el día en que eso ya no me emocione, dejaré de leer las cartas.

¿Por qué?

Pues porque si llegase un momento en el que no me emocionara, sería porque ya me creería la mejor y probablemente dejaría de preocuparme por darlo todo en cada consulta y mantener mis valores.

Dejaría de gustarme lo que hago. Y prefiero dedicarme a algo que me gusta a montar un imperio y ganar miles de euros al mes con un gabinete, explotando a los tarotistas o contratando a personas inexpertas que casi parecen teleoperadoras y cuya misión es hacer minutos durante horas, para que yo pueda viajar a Hawaii.

¿Qué consejo les darías a nuestros lectores respecto a las líneas de Tarot?

Que hagan caso a su intuición y no permitan que nadie les sugestione ni les asuste para que vuelvan a llamar, que no se dejen estafar con dinero.

Y que no conviertan el hecho de llamar a una línea de Tarot en algo adictivo.


Info

Web

www.antiatarot.com

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